Estamos viviendo algo inusual, algo que nunca antes se vivió. Y, como toda experiencia nueva, genera miedo e incertidumbre. No sabemos cuánto va a durar, qué va a pasar con nosotros y con nuestros seres queridos ni cómo serán las cosas cuando esto termine. Si es que termina.
Así como nos llegan links con todo tipo de ejercicios físicos y tips de comida para cuidarnos; también es importante prestar atención a nuestro mundo emocional, entender cómo nos sentimos y qué es lo que necesitamos.
Y esto, ¿por qué? Porque es imposible que esta situación de aislamiento, de incertidumbre, de sensación de amenaza por una enfermedad silenciosa que nos acecha, no nos afecte de una u otra manera. Hay muchas formas de vivir esta cuarentena, pero lo cierto es que es un desafío para todos.
Y así como ante el coronavirus hay personas que son de grupos de riesgo por su edad o condición física, hay quienes también son más vulnerables emocionalmente.
Todas las emociones tienen una función adaptativa. Aún las emociones desagradables que estamos sintiendo como el miedo, la angustia, la tristeza, el enojo. Sea para ponernos en acción o para tratar de ayudarnos a asimilar esta situación, todas ellas procuran acomodarnos a esta nueva experiencia y hacernos hacer lo necesario para cuidarnos.
Por ello es importante ser conscientes de lo que sentimos, entender qué nos pasa y poner en palabras nuestras necesidades. Porque si nuestras emociones son demasiado intensas o sobredimensionamos el peligro, pierden su utilidad y su capacidad de protegernos, y nos paralizan, incrementando nuestra sensación de indefensión.
Esta experiencia inusual también pone en juego nuestra capacidad de comprometernos con los demás, de ser solidarios, empáticos, buscando formas de apoyar a quienes más lo necesitan. También nos da la esperanza de salir fortalecidos de esta situación, con nuevos aprendizajes y sintiéndonos parte de todo.
Por ello, pongamos en marcha nuestra capacidad de resiliencia, busquemos disfrutar de momentos de bienestar que nos fortalecen, aprendamos a gestionar lo que sentimos. Y no nos olvidemos que ésta es una oportunidad única para sentirnos parte de algo mucho más grande, que nuestro esfuerzo es para cuidarnos entre todos y que cada uno de nosotros es importante en esta gran comunidad mundial.
Ideas para hacer:
Primero nosotros: ¿Por qué? Porque para ayudar a los demás y entender sus necesidades primero tenemos que detenernos y escuchar las nuestras
¿Cómo? Buscando espacios para nutrirnos. Por ejemplo: una linda ducha, conversar con un par, leer un buen libro, ejercicios de relajación.
Con los chicos: Generando espacios de encuentro para poder conversar acerca de lo que sentimos.