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Cuidarnos para cuidar

Somos, los adultos, los encargados de sostener a los más pequeños. Sus emociones dependen de la seguridad y serenidad que les transmitamos. Por ello es importante que nos cuidemos, que nos nutramos emocionalmente haciendo cosas que nos hagan bien.

Ha pasado ya mucho tiempo desde aquel primer día en donde nos dijeron que debíamos permanecer en nuestros hogares. Quedarnos en casa parecía ser la única manera responsable de cuidarnos y de cuidar a los otros. Fueron pasando los días y lentamente comenzamos a conocer y comprender un poco más acerca de este virus que, sin ningún tipo de discriminación, invadió los distintos países del mundo.

Casi sin darnos cuenta, esta realidad comenzó a formar parte de nuestra cotidianidad. Su presencia trajo cambios, algunos no tan complejos de incorporar; pero otros, a medida que pasaban los días, se tornaron más complicados. Por ejemplo, el aislamiento social. Sabemos que forma parte del cuidado necesario para evitar contagiarnos; sin embargo, el hombre es un ser social por naturaleza y por ello necesita de la interacción con sus afectos. A partir de esto comenzaron a surgir varias preguntas, muchas de ellas acerca de cómo y cuándo volveríamos a estar con nuestros seres queridos. Estas dudas generan inevitablemente un sinfín de emociones, no siempre sencillas de comprender y controlar.

Es por ello que nuestra propuesta de hoy es que, entre tanto caos y confusión, podamos detenernos unos minutos y observarnos. Tratar de registrar qué nos pasa, qué sentimos, y qué necesitamos. A partir de esta pausa responsable, volver a tener la energía necesaria para poder continuar.

Somos, los adultos, los encargados de sostener a los más pequeños. Sus emociones dependen de la seguridad y serenidad que les transmitamos. Por ello es importante que nos cuidemos, que nos nutramos emocionalmente haciendo cosas que nos hagan bien, que nos devuelvan la energía que necesitamos para poder luego ocuparnos de los otros.

Si nos des-oímos, y nos des-cuidamos, difícilmente podremos cuidar y sostener a los que dependen de nosotros. Y por otro lado, estamos funcionando como modelos que muestran que no es importante cuidarse a uno mismo.

La propuesta parece simple, pero sabemos que es compleja: “cuidarnos para poder cuidar a los demás”, un desafío indispensable pero al mismo tiempo revelador.

Ideas:

  • Dar espacio para algún hobbie
  • Baño de inmersión
  • Lectura de libros que no tengan que ver con lo laboral ni escolar
  • Organizar encuentros virtuales con seres queridos
  • Compartir actividades virtualmente aprovechando lo que ofrecen muchas aplicaciones: jugar por ejemplo al bingo o compartir pantallas para ver películas con otros
  • Ejercicios físicos: de descarga y de relajación
  • Espacios lúdicos de encuentro: juegos de mesa, elegir películas juntos, leer algún cuento juntos

Equipo CreSER