Hoy vamos a hablar de una emoción que es un tanto incómoda, desagradable, pero de la que es imposible escapar, mucho más aún en estos tiempos de cuarentena.
Vivimos en una sociedad que valora y fomenta el éxito, estamos rodeados de redes que muestran imágenes de gente feliz, haciendo cosas geniales. En este mundo paradójico, no hay mucho espacio para la frustración y a la vez es una de las emociones que más sentimos, podríamos decir sin equivocarnos que todos los días.
Muchas veces las cosas no son como queremos, sentimos que el tiempo pasa lento o demasiado rápido. Las personas que nos rodean tienen sus modos y tiempos, y generalmente no coincide con lo que esperamos. Y la cuarentena no hace más que complicar aún más las cosas. Teníamos planes que se cayeron, perdimos la posibilidad de vivir cosas que ya no podremos recuperar (como el último año del colegio o la experiencia del primer grado, no podremos acompañar el nacimiento de sobrinos, ni abrazar a seres queridos en sus cumpleaños de este año), no podemos hacer planes. Acomodarnos a todos los roles que tuvimos que asumir es un gran desafío, y para los niños, el aprendizaje vía online sin poder ver a sus maestras ni a sus amigos, es difícil de transitar.
La frustración, como todas las emociones, irrumpe sin que podamos controlarla, simplemente aparece ante lo que estamos viviendo. A veces se manifiesta como enojo, a veces nos hace llorar, a veces nos lleva a abandonar lo que no nos sale porque es muy difícil de tolerar.
Nos muestra de frente que no somos perfectos, que el mundo no gira a nuestro alrededor ni movido por nuestras necesidades. Y esto es doloroso y nos enoja.
Pero como dijimos, es una emoción inevitable. Por ello, cuando se presenta, lo primero que tenemos que hacer es aprender a reconocerla y a aceptarla. Una vez que podamos entender lo que sentimos y nos dejemos de “pelear” con ello, podremos comenzar a manejarla.
Algunas ideas:
1) Como el primer paso para poder manejar nuestra frustración es reconocerla, les proponemos una actividad que llamamos “nuestros botones detonadores”. Sólo necesitan una hoja con algunos círculos dibujados, que representan los botones. En el interior de cada círculo, van a escribir lo que los suele frustrar. Este ejercicio ayuda a volver el foco sobre nosotros mismos, reflexionar sobre lo que nos pasa y poder anticiparnos la próxima vez que nos encontremos en esa situación.
2) En segundo lugar, una vez que reconocemos y aceptamos nuestra frustración, podemos llevar a cabo algún ejercicio de relajación, que nos ayudará a regular la intensidad de la emoción. Puede ser simplemente contar hasta 10 o respirar hondo 3 veces. Luego de que logremos tranquilizarnos, ¡¡y estaremos listos para seguir adelante!!
Equipo CreSER